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Milei y el mal
Quienes creyeron que las incendiarias propuestas de Javier Milei era populismo electoral para llegar al poder, han podido comprobar con estupor que el nuevo presidente de Argentina cumple lo que dice.
Así es; lo primero que ha hecho Milei tras tomar posesión de su cargo ha sido eliminar doce ministerios del gobierno, algunos de gran relevancia para las políticas sociales. Durante su campaña electoral, Milei expresó con vehemencia su deseo de eliminarlos: "Ministerio de Deportes y Turismo —¡al infierno! Ministerio de Cultura —¡al infierno! Ministerio de Desarrollo Económico —¡al infierno! Ministerio de Asuntos de la Mujer —¡al infierno! Ministerio de Ciencia y Tecnología —¡al infierno! Ministerio de Trabajo y Protección Social —¡al infierno! Ministerio de Educación —¡al infierno! Ministerio de Transportes —¡al infierno! Ministerio de Salud —¡al infierno! ¡Se acabó el robo en política!", decía.
Por el momento, únicamente mantiene el Ministerio de Salud, seguramente porque su desmantelamiento provocaría una inmediata protesta social. Pero todos los demás servicios públicos están siendo cerrados sin demora con el objetivo de "racionalizar y tornar más eficiente el actuar del Estado nacional”.
En definitiva, estamos comprobando que Javier Milei, más que un populista, es un fanático liberal o libertario que quiere empequeñecer el aparato estatal para que Argentina sea fundamentalmente gobernada por la mano invisible del libre mercado.
Hay algo mucho más preocupante, pero estas letras que siguen solo están escritas para quienes tienen la certeza de la dimensión espiritual del hombre y son conocedores de la batalla entre el bien y el mal que se libra en este mundo terrenal y en el seno del alma humana.
Algunos líderes creyentes, como el candidato a la presidencia de México Eduardo Verástegui, que es manifiestamente católico, han mostrado su respaldo a Javier Milei y son muchos los cristianos que le aprecian y votan por los valores que defiende, como el derecho a la vida, pero el nuevo presidente de Argentina es, en realidad, un siniestro caballo de troya del mal.
Milei frecuenta a una médium y dice tener guías espirituales y haber escuchado a Jesucristo encomendándole una misión, pero sabemos por la Biblia que esas voces que le hablan son realmente espíritus impuros o demonios que le van a manejar como a una marioneta para traer el caos, la desigualdad, el odio y la confusión a Argentina.
Desde la antigüedad son muchas las personas poderosas que han recurrido a adivinadores y espiritistas. El rey Saúl de Israel se valió de una médium llamada “Pitonisa de Endor” para llamar al espíritu del profeta Samuel y pedirle consejo en relación a su problema con los Filisteos. Naturalmente, el profeta Samuel no acudió a la llamada y en su lugar se presentó un espíritu impuro que se hizo pasar por él.
El rey Saúl, lejos de resolver sus problemas, acabó quitándose la vida después de haber sido herido en batalla contra los Filisteos... y "así murió Saúl, porque se había hecho culpable de infidelidad hacia Yahvé, cuyas palabras no guardó, y por haber preguntado y consultado a los evocadores de los muertos" (1 Crónicas 10:13).
Desconozco a qué clase de engaños someterán los demonios a Milei para hacer el mal en Argentina, pero es predecible que las consecuencias de su política simplista y alocada conduzcan al país de manera definitiva al desastre. El final de Milei será también trágico porque las marionetas del mal no tienen escapatoria. El desencanto y malestar de la población argentina llegará más pronto que tarde y la calle depondrá al presidente para encumbrar, por un violento efecto rebote, a su reflejo en el espejo infernal, probablemente un ateo de la izquierda populista y demagoga.
© Gonzalo Sáenz
Jurista y editor. Autor de Cuentos Cristianos (Literatura Abierta, 2022)