En el cuadro se advierte que la nieve tocada por el sol toma un color dorado llenando de luz un espacio que antes parecía gélido e inhóspito. Copio la conclusión del texto de Phifer porque nos puede venir bien a todos en alguna tarde fría de invierno:

«Por muy oscuros que sean los días, podemos encontrar luz en nuestros corazones, y podemos ser la luz de los demás. Podemos irradiar luz a todos los que nos encontremos. Podemos hacer saber a los demás que estamos presentes para ellos, que intentaremos comprenderles. No podemos detener toda la destrucción, pero podemos encender velas unos por otros».