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El rescate de Cervantes por los Padres Trinitarios

No demasiados lectores ni autores saben que la Orden Trinitaria forma parte de la historia de la literatura por el rescate de Miguel de Cervantes, que llevaba cinco años cautivo en las mazmorras de Argel junto a su hermano.

 

La liberación de presos cristianos por medios no violentos, como el canje o el pago de un rescate, era la seña de identidad de la Orden Trinitaria y, en el año 1580, Fray Juan Gil consiguió reunir los quinientos ducados de oro que el rey de Argel exigía para liberar a Cervantes. En otras ocasiones, para conseguir la liberación, los padres trinitarios se intercambiaban por los cautivos cristianos.

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Gracias al libro de fray Diego de Haedo Topografía e historia general de Argel (1612), se tienen noticias importantes sobre el cautiverio de Cervantes. Tales notas se complementan con sus comedias El trato de Argel, Los baños de Argel y el relato conocido como «Historia del cautivo» inserto en la primera parte de El Quijote, entre los capítulos 39 y 41.

Durante los años de prisión, Cervantes, español aguerrido y con un fuerte carácter, trató de escapar hasta en cuatro ocasiones sin éxito. "Para evitar represalias en sus compañeros de cautiverio, se hizo responsable de todo ante sus enemigos y prefirió la tortura a la delación".

Antes de Argel, Cervantes ya había dado sobradas muestras de valentía y arrojo, y se había hecho merecedor del respeto de sus compañeros de armas, desde que perdió la movilidad de su mano izquierda cuando un trozo de plomo le seccionó un nervio en la famosa Batalla de Lepanto.

Tal es así, que por un texto oficial de la época sabemos que "peleó como valiente soldado con los dichos turcos en la dicha batalla en el lugar del esquife, como su capitán lo mandó y le dio orden, con otros soldados. Y acabada la batalla, como el señor don Juan supo y entendió cuán bien lo había hecho y peleado el dicho Miguel de Cervantes, le acrescentó y le dio cuatro ducados más de su paga... De la dicha batalla naval salió herido de dos arcabuzazos en el pecho y en una mano, de que quedó estropeado de la dicha mano".

A pesar de su grave lesión, Cervantes volvió a la vida militar en 1572 y tomó parte en diversas expediciones navales bajo el mando del capitán Ponce de León.

En 1575, durante su regreso a España desde Italia a bordo de la galera Sol, una flotilla turca hizo presos a Miguel y a su hermano Rodrigo a la altura de Palamós y llevados a Argel.

Según Juan Goytisolo, estos años de cautiverio, desde los veintiocho hasta los treinta y tres años del inmortal escritor, están en «el núcleo central de la gran invención literaria»: "Cervantes elaboró su compleja y admirable visión de España durante su prisión en tierras africanas. (…) Nunca tuvo la vuelta segura, y en algunos momentos pensó que moriría en tierra de moros".

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El hecho de portar cartas de recomendación de don Juan de Austria y del duque de Sessa hicieron pensar a sus captores que Cervantes era una persona importante, por quien los españoles pagarían por su liberación, y establecieron un valor de rescate de quinientos ducados. 

No fue hasta 1580, después de diversas penurias y los referidos intentos de fuga, que se abrió una puerta a la esperanza para Cervantes cuando el Padre Trinitario Fray Juan Gil consiguió reunir el dinero del rescate, entre los trescientos ducados .que poseía y la colecta que realizó entre mercaderes cristianos.

 

El mejor relato de este heroico canje lo hace Cervantes en una de sus novelas, la española inglesa (1613): «Me rescataron en esta forma: que dieron por mí trescientos ducados, los ciento luego, y los doscientos cuando volviere el bajel de la limosna a rescatar al padre redentor, que se quedaba en Argel empeñado en cuatro mil ducados, que había gastado más de lo que traía, porque a toda esta misericordia y liberalidad se extiende la caridad de estos Padres, que dan su libertad por la ajena y se quedan cautivos por rescatar cautivos».

 

Junto a los cautivos, la Orden Trinitaria también rescataba imágenes cristianas, como el Cristo de Medinaceli, rescatado por un padre trinitario tras saber que había sido llevado a Mequinez (Marruecos), donde era arrastrado por las calles para celebrar la victoria del sultán Muley Ismail. 

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En un nuevo giro novelesco de la vida real del ilustre escritor, cuando Fray Juan Gil reunió los quinientos ducados, Cervantes se encontraba, «atado con dos cadenas y un grillo», en una de las embarcaciones en las que el muladí Azán Bajá, sucesor de Barbaroja al frente de Argel, partía rumbo a Constantinopla.

 

Quiso Dios que gracias al pago del cuantioso rescate Cervantes fuera liberado el 19 de septiembre de 1580. El 24 de octubre llegó a España junto a otros compatriotas liberados y en diciembre de 1580 el ilustre escritor pudo volver a pasar la Navidad de aquel año con su familia en Madrid.

© Gonzalo Sáenz. Jurista y editor. Autor de Cuentos Cristianos

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