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Bochorno Olímpico
Por Gonzalo Sáenz
Gran Canaria, 13 de agosto 2024
Desde los poemas de Píndaro (siglo V a.C) a la oscarizada película Carros de Fuego (1981) son numerosas las manifestaciones literarias y artísticas que han reflejado la gloria y épica de las Olimpiadas. Pero las autoridades francesas se han gastado miles de millones de euros en modelar a su imagen y semejanza los Juegos Olímpicos más bochornosos de la historia. La organización recibió multitud de quejas por situaciones tan esperpénticas como la presencia de gusanos en la comida y unas condiciones tan deplorables en el recinto olímpico que llevaron a campeones olímpicos como el italiano Thomas Ceccon, oro en natación en 100 metros espalda, a dormir en parques públicos. Aún peores fueron los problemas para otros nadadores, que cayeron enfermos después de competir en el río Sena. Por si fuera poco, los atletas sufrieron robos y asaltos en los estadios, en sus hoteles y en las calles aledañas al recinto olímpico.
Pero lo peor fue la impronta que la perversa ideología woke dejó durante el desarrollo de los juegos, con una ceremonia inaugural que parodiaba la Última Cena o boxeadores con cromosomas masculinos compitiendo en el boxeo femenino.
La lectura positiva fue la reacción de una parte de la cristiandad mostrando unida su rechazo frontal a las ofensas a Nuestro Señor Jesucristo y con llamadas a la oración en desagravio, reparación y perdón. Deportistas como Novak Djokovic reivindicaron con orgullo su condición de cristianos. El tenista serbio se persignó y agradeció a Dios la victoria que le valió el oro. Su gesto se viralizó al igual que las palabras del sacerdote, teólogo y obispo español, Mons. José Ignacio Munilla, que destacaba con estas palabras la valentía de Djokovic: “Nos hubiese gustado que ganase Alcaraz, pero ha ganado quien debía de ganar para dar gloria a Dios y hacer el acto de reparación por la blasfemia acontecida en la ceremonia inaugural olímpica”.
Mons. Munilla continuó denunciando en sus Redes Sociales las situaciones anticristianas y antinaturales de estos JJ.OO, hasta el punto de ser censurado en Facebook, aunque el Obispo de Orihuela-Alicante no dijera en sus textos más que verdades de manera respetuosa. Por eso, esta censura es absolutamente preocupante, ya que evidencia la imposición del pensamiento único por un gigante tecnológico como Meta, que no necesita excusas para eliminar lo que se contraponga a su ideario.
Desgraciadamente, los Juegos Olímpicos de 2024 pasarán a la historia por todo esto. Pero sería injusto pasar por alto las gestas deportivas, que también las hubo, como las victorias del nadador francés León Marchand, que ganó cuatro 4 medallas de oro para su país.
Al final, el actor Tom Cruise, que recogió el testigo de la bandera olímpica de Los Ángeles 2028 con una entrada espectacular desde el cielo del estadio, puso el colofón a la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de 2024, que transcurrió, felizmente, sin las provocaciones anticristianas de la ceremonia inaugural.
© Gonzalo Sáenz. Jurista y editor