Entrevistas a autores y reseñas de libros
Un camerino en el María Guerrero
Entrevista a Ángela Martin del Burgo a propósito de la novela Un camerino en el María Guerrero por Gabriela Quintana Ayala.
«Los demás, los otros, de los cuales se ha dicho que son el infierno». Así reza una de las frases de la novela Un camerino en el María Guerrero de la autora Ángela Martín del Burgo. El infierno es un tema por demás explorado desde la religión hasta cualquier forma de arte. Carga con una connotación totalmente negativa, asociado a la muerte —y su intrínseco misterio—, sin embargo, lo primero que se nos viene a la cabeza es el fuego que arde allí y su color rojo por antonomasia. El término ‘infierno’ surge por primera vez en los anales de la semántica occidental, en el latín inférnum o ínferusque a su vez encuentra su símil en la palabra hebrea Seol y de Hades, del griego. A partir de ahí, se desprende su antagónico: el ‘cielo’.
Un homicidio es una muerte física que solo te conduce a dos caminos: el cielo o el infierno, según las principales religiones y la vox populi. Pero, cada crimen es distinto, no solo en la forma de narrarlo, aun cuando se utilicen los mismos argumentos literarios y arquetipos. Y, es así como cada autor es único en su óptica y su voz narrativa. Ángela Martín del Burgo en Un camerino en el María Guerrero nos muestra el juego del teatro y de la vida mezclados y convergiendo en un asesinato, o quizá, un triángulo amoroso convergiendo en un foro teatral. El teatro como representación de las inquietudes humanas, como punto de cohesión y de encuentro de todo el conflicto en la novela.
La obra es una interrogante sobre la condición humana, donde la ficción y la realidad se funden, y se confunden. Recojo estas frases: «Cada uno de nosotros vivía su vida en solitario; nos acompañábamos en la mutua soledad», «…cómo la muerte ha planeado siempre en mi vida como un gran pájaro alado», donde habla sobre la soledad y la muerte, respectivamente. Y así nos va soltando pinceladas de reflexiones sobre la vida y evocaciones metaliterarias a otras obras artísticas, otros personajes, otras vidas… a ‘los otros’.
Ángela Martín del Burgo originaria de Morón de la Frontera, Sevilla (España) es novelista, dramaturga y poeta. Doctora en Filología y profesora de Lengua española y literatura. Ha publicado las novelas: El amor reinventado. Venecia (2023), Asesinato en la Gran Vía (2022), Un camerino en el María Guerrero (2021), El recitador de poemas (2020), El mundo entero pasa por Marsella (2015), Cenizas sobre un mar de agosto (2000 y 2021), Ningún camino de flores conduce a la gloria (2005). Las obras teatrales: Junto a los muertos, Se alquila y Tras las huellas del suicida (2023), El Hotel de las Mil Grullas (2022), Embarcados (2019) y El idiota (2018). Los poemarios: Donde la muerte en Ámsterdam (2017), Enigma y misterio de Italia, y otros poemas (2016), Poemas de viaje (2011), Caducidad de lo real (1996), La mirada asombrada y Un sueño breve. Ha colaborado en antologías poéticas, revistas literarias y congresos. Algunos de sus poemas han sido traducidos al italiano, al chino mandarín y al portugués.
Ángela Martín del Burgo
¿Cuál es uno de los elementos más importantes para usted en el género negro, tanto cuento como novela?
Señalaría varios: la crítica social tras el análisis de la realidad social (una de las principales funciones del arte y, por tanto, de la literatura). La lucha contra el mal. El agujero negro de la muerte, ya sea por homicidio, asesinato o suicidio (la rendición absoluta ante la vida). Y siempre, como en cualquier otra obra literaria, la búsqueda de estilo, de verdad y de belleza.
¿En qué género se siente más cómoda escribiendo, y en cuál se siente mejor reflejada?
El género que me gusta cultivar a diario es la novela. Una novela es una estructura de lenguaje e imaginación, más o menos extensa —es el género literario de mayor extensión—, que por ello mismo nos permite demorarnos en acciones, personajes, reflexiones, descripciones etc. Es muy buena compañía para un creador y estupenda para un creador solitario, teniendo en cuenta que la soledad es un elemento ineludible en el oficio del escritor.
¿Tiene algún libro preferido al que haya vuelto varias veces?
Mejor que citar un libro únicamente, me gustaría inclinarme por varios y mejor también, por autores. Autores de mi predilección, a los que vuelvo una y otra vez en sus distintas novelas, comenzando por Cervantes y El Quijote, serían: Kafka, El proceso y América; Marcel Proust y su A la búsqueda del tiempo perdido; Baroja y sus numerosas novelas; Cesare Pavese en novelas como El hermoso verano y Entre mujeres solas; Dostoievski, Crimen y castigo y El idiota, etc. En cuanto a la novela policíaca, las novelas de Simenon y de Agatha Christie.
¿Cuál es su leitmotiv?
El amor y la muerte. El amor que desemboca en la muerte. Ya sea por un crimen pasional como ocurre en Un camerino en el María Guerrero; por celos en El recitador de poemas; el suicidio por un amor no correspondido en Cenizas sobre un mar de agosto o la tentativa de suicidio frustrado en El amor reinventado. Venecia; el asesinato por codicia y afán de lucro en Asesinato en la Gran Vía; por robo en el joven pickpocket de El mundo entero pasa por Marsella; el suicidio tras el camino equivocado de un escritor en Ningún camino de flores conduce a la muerte.
En su novela Un camerino en el María Guerrero hay tres personajes centrales, Gregorio, Laura y Heliodoro. Gregorio se refiere a Laura como su ídolo. En la idealización hay una línea muy fina entre lo real y lo imaginario. Normalmente, caemos en lo imaginario. Me parece que no hay persona en la tierra que no haya, alguna vez, idealizado algo o a alguien. ¿Qué hay detrás de esa idealización de Gregorio hacia Laura? Habla de ´los otros’ como un infierno. ¿Es la idealización un infierno o lo es el amor pasional?
El infierno sería el amor pasional, nunca la idealización. En el amor pasional hay una evidente ceguera. El infierno son los otros es una máxima que acuñó el filósofo existencialista Sartre en su obra teatral A puerta cerrada (1944). Alude en ella a la incomunicación, a la dificultad de entendimiento con los otros y a una convivencia tortuosa resultante de ver las cosas de una manera distinta. En El idiota, obra que se representa en Un camerino en el María Guerrero (obra teatral de mi autoría en colaboración con mi hijo, Ángel Ávaro Martín del Burgo, basada en la novela homónima de Dostoievski), se dice que Ya no hay una idea que una los corazones. Es esta falta de unión lo que puede implicar metafóricamente el infierno. Por los demás, en la sentencia de Sartre, una metáfora impura, aparecen los otros como identificación con infierno, pero si echamos la vista atrás recordaremos también ese ‘amaos los unos a los otros’ del pensamiento bíblico. Amar al prójimo como a ti mismo es el segundo mandamiento. Pero ¿qué ocurre cuando no hay otro, cuando se quiere anular al otro resultado de una convivencia imposible? De ahí, el infierno.
¿Cuál es su opinión sobre el hábito de la lectura en los jóvenes, donde todo lo audiovisual compite con los libros?
No son ellos los responsables y siento una profunda pena y lástima por el mundo que les ha tocado vivir. La digitalización, que es un instrumento, la han convertido en un fin, entrañando una evidente pobreza cultural. La sustitución de los libros por la tableta en los Centros de Enseñanza, la reducción, simplificación y eliminación de contenidos en los planes de estudio, en favor de las competencias, pero, no se pueden adquirir hábitos ni competencias sin el conocimiento de unos contenidos. Como verá no soy nada optimista con la situación actual.
Se pensaba que en algún momento el libro digital sustituiría -casi en su mayoría- al libro impreso, y no ha sido así. Ahora bien, este año 2023 ha lanzado nuevos retos. ¿Qué opina de la Inteligencia Artificial en torno a la literatura?
Hay una confusión general y una credulidad muy grande en estos programas informáticos, en parte propiciada por los distintos poderes y estados, que, al parecer, les gusta obviar la mano y la inteligencia del hombre y de la mujer, y depositar la confianza en una máquina con lo que ello implica de enajenación y dominio para la humanidad. Me gustaría con esta opinión despertar las conciencias: la Inteligencia Artificial nunca podrá crear arte, de ningún tipo. Sería en todo caso pseudo arte. Este programa opera con una acumulación de datos fagocitando obras ajenas y con una serie de patrones que intenta reproducir, pero no hay en ella nada de emoción, de análisis y búsqueda de la verdad y de la belleza, de estilo…, factores todos ellos humanos e imprescindibles en cualquier tipo de arte. El arte no es simplemente técnica. He escrito un breve artículo sobre la Inteligencia artificial (Revista Oceanum, octubre 2023) y también a él me remito. Nunca la utilizaría en mis obras y me gustaría que tampoco la utilizasen los demás.
Un camerino en el María Guerrero
Angela Martín del Burgo
Finalista IX Premio Wilkie Collins de Novela Negra
Torre de Lis
ISBN: 9788412297027
2ª EDICIÓN